Pero ¿de qué viaje? ¿El primer viaje solo, con veinticuatro años, a Nepal? ¿La travesía del norte de África colaborando con una ONG para llevar dos ambulancias a Senegal? ¿Los dos meses de mochilero a lo largo de Sudamérica? ¿Los viajes por el sudeste asiático con tu chica, o cuando recorriste Europa del Este con los amigos? ¿La visita a Centro América? ¿Los road trips de juventud por Europa y Marruecos, cuando no existían los vuelos baratos y el recién adquirido carnet de conducir quemaba en las manos? La solución fue obvia: escribir acerca de todos.
La mirada del viajero es un libro de viajes que sigue la estructura típica de este tipo de literatura: empezar por la partida y terminar con el regreso, pero saltando, en cada capítulo, las fronteras del espacio y el tiempo. Muchos viajes en uno solo, alrededor del mundo pero también a lo largo de la vida, desde los viajes salvajes de juventud a los más serenos de la madurez. El viaje de la vida y la vida como viaje.
«Dice una expresión que los árboles no te dejan ver el bosque; pero cuando viajamos solos, a menudo, lo que hacemos es salir del bosque para contemplarlo en su totalidad. Y todo encaja. Entendemos quiénes somos, qué queremos, dónde estamos y a dónde queremos ir. Y el viaje nos ha enseñado que podemos ir a donde queramos».