Una obra de culto que habla de la pasión por las cumbres y la solidaridad en la montaña. Uno de los libros de montaña más vendidos en todo el mundo y el título que lanzó a su autor a la fama literaria.
Como nos dice Antonio Muñoz Molina en estas páginas, mucho antes de que irrumpiera la actual pasión por las cosas del campo Joaquín Araújo estaba ahí. Estaba desde hace cinco décadas, antes que nadie, antes de que lo rural hubiera conquistado el corazón de las causas no tan perdidas. Cincuenta años, toda una vida, predicando la mala nueva, pues de persistir nuestro empeño en perturbar el equilibrio medioambiental no habrá vida vivible.
La historia del himalayismo se ha construido gracias a la figura de Elizabeth Hawley, una mujer adelantada a su tiempo que, a pesar de que nunca escaló una montaña ni pisó jamás el campo base del Everest, llegó a ser la cronista más importante y la más influyente autoridad en torno al montañismo en el Himalaya de Nepal, ganándose el respeto de personajes tan legendarios como Edmund Hillary, Reinhold Messner, Chris Bonington...
En su anterior libro, David George Haskell narraba lo que vio, oyó y sintió tras pasarse un año entero sentándose cada día en la misma piedra del mismo bosque. Inesperadamente, ese trabajo le hizo ganar fama mundial y los premios más prestigiosos, además de miles de lectores en todos los idiomas.
En 1914, el aventurero inglés Frank Wild, junto al célebre explorador polar Ernest Shackleton y otros 26 hombres, zarparon hacia el viaje definitivo: atravesar la Antártida. Pero su barco, el Endurance, quedó atrapado en la banquisa antes de que hubieran alcanzado el punto del que iba a partir la expedición. Derivaron hacia el norte durante nueve meses hasta que su casco no pudo soportar la presión del hielo.
La muerte de uno de los más aclamados exploradores del siglo XX provoca que su nieto, el alpinista estadounidense Henry Robert Stefansson, se encuentre inesperadamente bajo la mirada de los medios de comunicación. Esto, unido a una serie de eventos encadenados por el destino, llevará a Henry a intentar pisar la cumbre del Everest el 25 de diciembre.
Entre 1928 y 1933, Nan Shepherd escribió tres novelas magníficas, sus primeras tres novelas, que la hicieron famosa. Muy famosa. Entonces tenía apenas treinta años, pero la acogida de aquellos libros terminaría por llevar su efigie al billete de cinco libras del Royal Bank of Scotland.
Considerado un texto clave en la historia del alpinismo, el ascenso a esta montaña de la Provenza francesa por parte del poeta Petrarca, en compañía de su hermano Gherardo, constituye un episodio nada frecuente en la época.
Una guía desenfadada para salir corriendo.
No había elección: «La muerte o la costa oeste de Groenlandia». El sentido común no entraba en los planes de Nansen para atravesar la isla ártica.