Ya queda muy atrás en el tiempo, aquella época de afán exploratorio, una época centrada en el descubrimiento de La Pedriza, donde se iniciaban los primeros trazos que comenzaban a definir el dibujo de lo que por entonces era un espacio vacío y blanco en los mapas. Aquella época era sinónimo de incertidumbre, emoción, aventura…, un escenario compuesto por una montaña virgen y una afluencia de visitantes casi inexistente.
Pero hoy nos encontramos con otro escenario muy diferente, donde aquella tierra inhóspita y desconocida es frecuentada por más de dos millones de visitantes al año. Concretamente, solo en La Pedriza se recibieron 323.000 visitantes durante el año 2018, o lo que es lo mismo, si pusiéramos a todos estos visitantes en fila india desde la barrera de acceso a La Pedriza, esta fila llegaría hasta Valencia.
Otra característica de la nueva era reside en la extraordinaria evolución técnica y popularización de los deportes que se practican en la montaña. Situación que, en determinados casos, puede contribuir a una afluencia de visitantes mayor de la que puede soportar el medio donde se practican estas actividades deportivas.
La escalada, como tantos otros deportes, ha pasado a formar parte de la lista de actividades con un gran número de practicantes, lo que contribuye al riesgo de que se originen impactos sobre el medio natural. Sin embargo, los impactos provenientes de la escalada pueden ser minimizados por medio de la adopción de estrategias de gestión adecuadas, donde la colaboración entre los actores implicados en la conservación de los espacios naturales y escaladores resultará decisiva.
Para ello, se debe colaborar en busca de un consenso que permita compatibilizar el derecho a escalar con la protección y conservación de las especies, los ecosistemas y los procesos naturales. Los gestores deben basar las restricciones en estudios científicos que avalen la toma de las medidas necesarias, una serie de medidas que han de ser claras, adaptadas a las características del espacio natural y modificables dependiendo de los cambios que se den tanto en la actividad de la escalada como en el medio natural. Y los escaladores deben comprometerse con la conservación del medio natural, convirtiéndose en colaboradores activos en las estrategias de conservación y sostenibilidad.
Buen ejemplo de esta unión se daba el lunes 20 de enero de este mismo año 2020, cuando los gestores y técnicos del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, escaladores, Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, Federación Madrileña de Montañismo y asociaciones y clubs deportivos, se reunían un año más para poner en marcha el PRUPPAR ´20 (Plan de Regulación de Uso Público para la Protección de Aves Rupícolas en el año 2020).
Durante la reunión se trataron diversos temas vinculados con la escalada, su regulación durante la época de nidificación de aves rupícolas y el reequipamiento de vías de escalada. De manera relevante, se acordó necesaria la divulgación de unas pautas a seguir por los escaladores cuando realicen su práctica deportiva, dada la importancia de su colaboración para que las estrategias de gestión funcionen de manera adecuada.
Como conclusión, debemos saber que vivimos una época de cambio, donde todas nuestras decisiones repercutirán enormemente sobre el medio ambiente. Esto supone una tremenda responsabilidad que debemos asumir sin dilación y, hoy más que nunca, debemos dar el paso hacia un futuro sostenible. Por ello, hay que volcar esfuerzos no solo en la protección y conservación del Parque, sino en una educación ambiental y divulgación que permita que todos podamos conocer y comprender las medidas de gestión, aprendamos a actuar en consecuencia y podamos disfrutar de manera sostenible de un espacio natural único, como es el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Regulación de escalada en La Pedriza 2020 >>
Marcos González del Río. Técnico de Montaña. Centros de Visitantes del Parque Nacional
By accepting you will be accessing a service provided by a third-party external to https://www.fmm.es/